EL INVESTIGADOR PABLO MORALES:  “EL COVID-19 HA PROVOCADO UN GRAVE SHOCK EN LA ECONOMÍA CHILENA”

La presión por mayores recursos para paliar la crisis provocada por el COVID-19, las profundas desigualdades sociales y la gran exposición de Chile a la apertura comercial externa, superpuesto al llamado estallido social, han sido los grandes factores que han afectado duramente a nuestra economía.  Así lo explicó Pablo Morales, economista de la Sección Asesoría Técnica Parlamentaria de nuestra Biblioteca del Congreso Nacional, BCN, en el marco de la charla virtual “El impacto y las principales medidas políticas y económicas por COVID-19”, actividad organizada por la Academia Parlamentaria de nuestra Corporación.

Morales expuso que el COVID-19 ha provocado un grave shock en la economía chilena, explicado por los efectos indirectos de la economía mundial, el impacto de la emergencia sanitaria y las medidas de contención de la economía nacional y puntualizó que “el impacto final que tendremos de este shock en desarrollo, va a depender de las vulnerabilidades y fortalezas del país en varios frentes: desde los servicios de salud hasta la política económica”.

En este contexto, el experto resumió las políticas fiscales que junto al Congreso ha implementado el Ejecutivo como por ejemplo: el reforzar el presupuesto en materias de Salud, la protección del empleo, alivios tributarios con la idea de proveer liquidez a las personas y al sistema productivo del país, la protección de ingresos para los más vulnerables y la ampliación de créditos del Fondo de Garantía para los Pequeños Empresarios (FOGAPE).

El investigador de a BCN explicó también que para los próximos 2 años el Gobierno ha proyectado iniciar una reactivación de la economía y del empleo con un gasto fiscal de 12 mil millones de dólares. Destacó que, a la fecha,  el costo de las medidas fiscales en la implementación del Plan de Emergencia es de 17 mil 100 millones de dólares, el que se financia vía reasignaciones, retiro de Fondos de Reserva de Pensiones y la no realización de su aporte anual, el mayor endeudamiento, un mayor plazo o postergación de los aportes al Fondo de Contingencia Estratégica y recursos del Fondo de Estabilización Económica y Social, entre otros, por lo que se espera que para fines del 2020 la deuda bruta del Gobierno Central se ubique en un 34,8%.

Finalmente, ante este incierto escenario y sus proyecciones, Pablo Morales detalló que no hay que perder de vista algunas fortalezas relativas que tenemos como país y que apuntan a nuestra institucionalidad relativamente bien preparada, incluidos los servicios de salud, la acumulación de holguras a lo largo de los años (regla del superávit fiscal) y un marco de política creíble y eficaz y la baja deuda pública.